Romance: Tentação da Serpente


Um olhar feminino sobre o Antigo Testamento.
Uma história de mulheres, para mulheres, de que os homens também gostam.

"Tentação da Serpente" é uma reedição de "O Romance da Bíblia", publicado em 2010.

10 maio 2011

Cuentos Eróticos del Antiguo Testamento - de Deana Barroqueiro


En “Cuentos eróticos del Antiguo Testamento” (colección “Eros y Psique”, Plurisingular Ediciones, S.L.) Barroqueiro reescribe cuentos basados en relatos de alto componente erótico de la Biblia, historias apenas conocidas por muchos de nosotros, y que sin embargo están en la imaginería colectiva.

Pese a que en algunas de las historias se perciben episodios de suma crueldad o abuso degradante de la mujer, la autora sabe alcanzar la elegancia narrativa evitando el lenguaje obsceno y buscando sensualidad y poesía en sus palabras.

Copio un párrafo de la historia de Abraham cuando peregrinando por el desierto con su tribu, encuentran la tierra prometida y montan una fiesta orgiástica de vino, sangre y sexo a las que eran tan aficionados nuestros ancestros:

Todos expresaron su júbilo y un altar fue alzado en honor del Dios único de Abraham. Esa misma noche, en el campamento, después de montar las tiendas, sacrificaron ocho corderos e El Shaddai, y cantaron y bailaron como hacía mucho tiempo no lo hacían, rociándose con la sangre del holocausto y el vino, reanimando el placer de los sentidos en los cultos ancestrales.

Los músicos tocaron canciones de amor ardiente que ponían alas en los pies y las cabezas mareadas a todas las mujeres y mozas, libres o esclavas, que soltaban sus cabellos y dejaban entrever entre los vestidos abiertos y desaliñados los pechos y los muslos brillantes de sudor, vibrando al ritmo de aquella música endiablada. Celebraban, en la danza salvaje y la sangre de los sacrificios con la que se hissopaban, dibujando en los cuerpos misteriosos símbolos, no de El Shabbai, el Dios desconocido, si no a Ishtar, la diosa de la fecundidad y el amor. Calentados por el vino, los hombres las perseguían como sátiros, aspirando en el aire ese olor fuerte mezcla de sangre, sudor y perfumes que tanto los excitaba, buscándolas en las tiendas o en los rincones oscuros del campamento, tumbándolas en el suelo y penetrándolas con una violencia animal ausente de ternura,usando sus cuerpos como un vaso en el que aliviaban una tensión acumulada e insoportable.
Abraham quería poner fin a los desmanes de su gente, pero no sabía como hacerlo. En el fondo, no eran culpables de un crimen. La fornicación, los excesos y la propia brutalidad formaban parte del culto de Ishtar que todos conocían y, en cambio, nadie sabía cómo adorar a El Shaddai, el Dios único de la tierra prometida
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por Susana Moo